El objetivo final, Pranayama (parte II), una vez se dominan los asanas empieza el conocimiento del interior. La respiración es la encargada de regular el sistema nervioso central y de estimular los nervios periféricos.
El pranayama o respiración debe practicarse con precisión y fluidez, para ello se debe estar preparado y la mente debe estar en calma. Cuando se baja la intensidad del sistema nervioso simpático, también se trabaja con mayor eficacia el control de la respiración.
La inhalación es la recepción de la energía primaria y la exhalación es la eliminación de toxinas.
En yoga la persona se trasporta entre el mundo material y el mundo espiritual, cada cual con sus creencias. La respiración hace de unión entre ambos mundos.
En un comienzo puede que la práctica sea difícil de dominar y se requiera de esfuerzo y concentración.
La parte del cuerpo esencial en la respiración es el diafragma, es el punto de encuentro entre el cuerpo espiritual y el cuerpo físico o también llamado kumbhaka, uno comienza a darse cuenta de la verdadera esencia del ser.
Cuando ya se controlan los movimientos de la práctica del yoga se produce el silencio en el interior, le mente se disuelve en el yo y existe silencio en el pensamiento.
Puede que al comienzo la práctica sea costosa pero luego se vuelve absorbente haciendo que la persona necesite conectar a estos estados más a menudo. Puede que al principio los pensamientos sean rápidos, demasiados… trate de aceptar lo que pasa en su interior y aprenda de su vivencia.
Es importante mantener una postura cómoda cuando se practique respiración, también un lugar tranquilo donde nadie le moleste. Es necesario que la práctica sea regular y constante para que los beneficios sean más duraderos. Tenga paciencia y respire.
Pranayama (parte II)