Las posturas clásicas en la práctica de yoga se van a relacionar dependiendo de la dolencia específica que tenga cada persona o de su condición física. En los primeros meses se van a necesitar apoyos por si hubiese molestias en las clases. También se pueden utilizar soportes los días que el cuerpo se encuentre más rígido o cansado.
Es importante mantener una respiración fluida y siempre con el cuello relajado, jamás tener tensión en el cuello hombros y cabeza cuando se respira. Es común tensar el cuerpo con algunos asanas que requieren de equilibrio o fuerza. En lugar de usar la propiocepción en el cuerpo, usamos la tensión y esto bloquea la energía. Hay que permitir que el cerebro se mantenga sensible a las percepciones del cuerpo. La región de las cervicales y la mandíbula tienden a bloquearse, se ejerce mayor tensión porque la persona no es consciente de su cuerpo ya que lo mueve en bloque.
Cada vez que se practica yoga es necesario conectar al centro de equilibrio del cuerpo, observar cuales son sus necesidades y trasportar la fuerza necesaria a cada músculo. Es necesario focalizar la firmeza y la estabilidad necesarias en cada postura y ajustarla al movimiento de la clase.
Cada postura tiene unas propiedades que requieren de una mayor conciencia corporal para que la parte fisiológica reciba los beneficios.
La práctica de yoga necesita de firmeza, si alguna postura genera miedo no se debe realizar, cada persona realizará la clase de acuerdo con sus posibilidades.
El asana no es una postura que se realiza mecánicamente, es un proceso reflexivo en el que existe un equilibrio real entre la resistencia del cuerpo y su movimiento.
Existen diferentes tipos de asanas: de pie, sentados, flexiones, torsiones, invertidas, extensiones y tumbados.
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Posturas clásicas de yoga